¿Qué hacer en momentos de catástrofes naturales?

Por Sheij Moulānā Muḥammad Salīm Dhorāt (ḥafiẓaẖuḻāẖ)

 

Todos estamos conscientes de la desolación que traen consigo los desastres naturales: muchos pierden sus vidas, cientos de miles pierden a sus familiares, comunidades enteras son asoladas, e incontables edificaciones y bienes son destruidos. Miles, incluso millones, quedan sin hogar, desprovistos de todo lo que alguna vez fue suyo, viviendo no bajo un techo, sino bajo el cielo, a la intemperie, sin sustento y sin abrigo. Incluso cuando las consecuencias devastadoras disminuyen, el número de víctimas sigue aumentando con la propagación de enfermedades.

 

Como seres humanos y musulmanes, muy frecuentemente pensamos sobre nuestro papel y nuestras responsabilidades cuando sobreviene una calamidad. Es desafortunado que sean este tipo de desastres los que nos lleven a la mayoría de nosotros a reflexionar sobre el Poder y los Sublimes Atributos de Aḻāẖ Ta‘ālā. En lugar de expresar lamento superficial y conmoción momentánea, hay algunos puntos sobre los que debemos reflexionar y poner en práctica para que sucesos como estos nos conduzcan a ser mejores musulmanes durante el resto de nuestra vida.

 

1.     Aḻāẖ Ta‘ālā es Al-Ḥākim (El Supremo Gobernante) y Al-Ḥakīm (El Más Sabio)

 

En primer lugar, uno tiene que reafirmar en su mente y corazón que todo lo que sucede, ya sea bueno o malo en apariencia, está en conformidad con el Deseo de Aḻāẖ Ta‘ālā. Aḻāẖ Ta‘ālā es Al-Ḥākim, es decir, tiene Poder sobre todas las cosas. Cada diminuta partícula presente en todo el universo está bajo Su Control. Desde el movimiento en el aire de una hoja que se desprende de un árbol y cae lentamente, hasta el movimiento y el sacudimiento de la tierra, como en el caso de un terremoto; todo está bajo Su Absoluto Control. Las órdenes, los deseos y la autoridad de todos los demás están subordinadas a Su Orden y Gobernación. Las circunstancias variadas que uno observa o experimenta en su vida, también están bajo Su Absoluto Control.

 

Esto se evidencia en muchos de los incidentes y sucesos de nuestras vidas en que podemos esperar un resultado positivo mediante la utilización de los medios de este mundo que tenemos a nuestra disposición para satisfacernos y rectificar nuestra situación de la mejor manera posible. Por ejemplo, si un familiar nuestro está gravemente enfermo, tenemos la posibilidad de consultar con un especialista y, con la convicción de que solo ocurrirá lo que Aḻāẖ ha decretado, esperar que se recupere.

 

Sin embargo, cuando sobrevienen desastres naturales, como tormentas, terremotos e inundaciones, no existen en este mundo medios materiales que podamos utilizar y, así, esperanzarnos para poder eludir, detener o prevenir que tales situaciones se vuelvan a repetir. Tales desastres naturales están completamente subordinados al Control de Aḻāẖ Todopoderoso, y nosotros estamos obligados a reconocerlo. En realidad, nunca debemos menospreciar ni ignorar el Absoluto Poder de Aḻāẖ Ta‘ālā, y eso debe reflejarse en nuestras acciones y obras cotidianas.

 

2.     Dirigirnos hacia Aḻāẖ Subḥānaẖu wa Ta‘ālā en arrepentimiento

 

Durante esos momentos, cada persona debe dirigirse hacia Aḻāẖ Ta‘ālā con humildad, fe y arrepentimiento sincero. De acuerdo con la Sharī‘aẖ (ley islámica), la desobediencia abierta, generalizada y colectiva a Aḻāẖ Ta‘ālā es una de las muchas razones que provocan calamidades, como los terremotos. Cuando la tierra está plagada de desobediencia a Aḻāẖ Ta‘ālā, se tornan comunes los terremotos, que tienen lugar debajo de la tierra, y las feroces tormentas, que tienen lugar por encima de la tierra. Hay varias explicaciones científicas acerca de la causa de los desastres naturales. Sin embargo, los datos en los que se basan llevan al probable «¿cómo?», pero no al «¿por qué?». Las respuestas al «¿por qué?», el «¿cuándo?» e incluso al «¿cómo?» solo las tiene Aḻāẖ Ta‘ālā. Una respuesta al «¿por qué?» ha sido revelada en el Qurʼān:

 

«Ha surgido la ruina en la tierra y en el mar como consecuencia de lo que las manos de los seres humanos [sus acciones] han adquirido, para que Él [Aḻāẖ] les haga probar un poco de lo que han hecho, con el fin de que regresen [al camino correcto]» (30:41).

 

Este tipo de incidentes son como la «alarma del despertador» de Aḻāẖ Ta‘ālā. Aḻāẖ Ta‘ālā, en Su Infinita Misericordia, nos está conmoviendo a través de tales incidentes para que podamos reflexionar sobre nuestras transgresiones y reformarnos y, como resultado, rectificarnos antes de que sea demasiado tarde. Aḻāẖ Ta‘ālā le ha revelado a Su amado Profeta ﷺ que mientras esta Ummaẖ (comunidad musulmana) se mantenga arrepintiéndose por sus malas acciones, Él no los castigará a través de calamidades. Por consiguiente, este tipo de desastres no deben ser vistos con simpatía momentánea ni investigados por mera curiosidad, sino que deben ser considerados estrictamente como un recordatorio para despertar y reflexionar sobre nuestras vidas de desobediencia. Así como Aḻāẖ tiene el Poder para provocar calamidades en cualquier parte del mundo, también tiene el Poder para provocar una catástrofe aquí, en esta precisa ciudad de esta precisa vecindad de nuestros hogares.

 

Es por esto que para los musulmanes de las regiones afectadas, así como para los que se encuentran en otras partes del mundo, es absolutamente esencial dirigirse hacia Aḻāẖ Ta‘ālā. Ellos deben centrar toda su atención en Él y reflexionar para hallar en qué aspectos de sus vidas se están violando los Preceptos de Aḻāẖ Ta‘ālā, luego arrepentirse sinceramente y decidirse firmemente a adornar a sus futuras vidas con taqwā (temor reverencial a Aḻāẖ Ta‘ālā), abstención de la desobediencia a Aḻāẖ Ta‘ālā, y con el cumplimiento de Sus Mandatos.

 

3.     Suplicar por los afligidos

 

Nuestro amado Profeta ﷺ nos ha ordenado apoyar y ayudar a las víctimas de las calamidades, ya sean musulmanes o no. El mejor y más valioso apoyo y ayuda es hacer du‘ā (súplicas sinceras por el bienestar de las víctimas). La du‘ā es un medio muy poderoso y potente que cada uno de nosotros posee: tanto el que tiene recursos materiales como el que no los tiene, por lo tanto, debemos suplicar sinceramente por el bienestar de las víctimas. Debemos rogarle a Aḻāẖ Ta‘ālā que les conceda aliento, paciencia y comodidad, que los proteja y guíe durante estos momentos críticos, y que les conceda pronta recuperación de sus heridas físicas, mentales y espirituales. Solo Aḻāẖ Ta‘ālā tiene la capacidad y disposición para proveer lo que se pide en las súplicas mencionadas. Ninguna cantidad de recursos materiales podrá remediar las pérdidas sufridas por las víctimas.

 

Es difícil comprender y empatizar con la situación de las víctimas. Muchos de ellos son acechados por la muerte, mientras los cuerpos de sus familiares fallecidos yacen a su alrededor. Hay miles de cadáveres amontonados como troncos de madera, cuyo entierro digno es imposible. Incontables personas que han perdido a sus hijos e hijas, y una enorme cantidad de niños que han quedado huérfanos. Solo las súplicas pueden socorrer a estas personas. Por lo tanto, parte del tiempo que pasamos escuchando noticias, leyendo diarios y dialogando sobre los sucesos, debe ser empleado para postrarnos ante Aḻāẖ Ta‘ālā y suplicar con sinceridad y empeño (después de arrepentirnos) por las víctimas de la calamidad. Ciertamente, lo mínimo que merecen las víctimas son nuestras súplicas. Es su derecho sobre toda la comunidad musulmana.

 

Vale la pena mencionar que es una transgresión extremadamente detestable que una persona juzgue a las víctimas pasando por alto sus propios pecados y afirmando que la calamidad fue el resultado de sus malas acciones; tal juicio está fuera de nuestro alcance. Además, eso implicaría que tenemos el conocimiento de la Ḥikmaẖ (Sabiduría) de Aḻāẖ, por lo tanto, debemos abstenernos de hacer tales afirmaciones.

 

4.     Donar generosamente

 

Para quienes se encuentran lejos de la región afectada, la segunda mejor acción para ayudar y apoyar es proveer ayuda financiera y material. Las víctimas lo han perdido todo; sus hogares y el techo que los protegía, así como sus pertenencias y todo su sustento. Por consiguiente, proveerles cobijo (para protegerlos de las frías noches), alimentos y ropas es una necesidad inmediata. Del mismo modo, también es una necesidad urgente proveerles medicamentos y otros accesorios médicos, así como abastecerlos de agua potable y saneamiento. Alḥamduliḻāẖ, Aḻāẖ Ta‘ālā nos ha concedido abundantemente mucho más de lo que necesitamos. Por lo tanto, no necesitamos sacrificar nuestra ingesta diaria de alimentos o nuestras ropas para poder donar por los damnificados. Les pido encarecidamente a todos mis hermanos y hermanas que reflexionen sobre las bendiciones materiales con las que Aḻāẖ Ta‘ālā nos ha colmado, sin que seamos merecedores, y que donen generosamente por las víctimas de esta calamidad. Entre las víctimas hay quienes fueron hasta ayer los colaboradores y donadores que apoyaron profusamente, sin embargo, ahora, habiéndolo perdido todo, son ellos quienes necesitan caridad. Aḻāẖ Ta‘ālā acogerá favorablemente nuestra generosidad y removerá calamidades futuras que están por descender, inshāʼalāẖ (si es la Voluntad de Aḻāẖ). El Profeta ﷺ ha mencionado:

 

«Ciertamente, el ṣadaqaẖ extingue La Ira de Aḻāẖ y protege de una mala muerte» (At-Tirmiḏẕī).

 

Es por esta razón que, como seres humanos y, más aún, como musulmanes, debemos proveer ayuda y apoyo de acuerdo con nuestra capacidad individual para impedir que este sufrimiento continúe. Donemos sin esperar que llegue el plazo para dar żakāẖ. La necesidad de la situación exige que donemos todo lo prescindible que está en nuestra posesión, incluso si eso conlleva algunas dificultades. Sin embargo, debido a que Aḻāẖ Ta‘ālā nos ha bendecido con suficiente riqueza, sabemos que podemos donar bastante sin tener que padecer tales problemas. Debemos gastar abundante y generosamente, tan generosamente como Aḻāẖ Ta‘ālā nos ha proveído. Recuerden, todo lo que lleguemos a gastar va a ser de lo que Aḻāẖ Ta‘ālā nos ha concedido. Es Su Dinero el que estaremos gastando para aliviar a Su Creación. El Profeta ﷺ dijo:

 

«Todos los seres vivos son dependientes de Aḻāẖ. El más amado por Aḻāẖ, de toda la Creación, es el que trata a sus dependientes de la mejor manera» (Beiẖaqī).

 

Por lo tanto, contribuyan lo más que puedan. Este no es un momento para esperar a que alguien toque sus puertas. Salgan a buscar centros y organizaciones benéficas fiables, que emplean métodos y vías correctos, para que sus aportes les lleguen a las verdaderas víctimas y les satisfagan sus necesidades.

 

Que Aḻāẖ Ta‘ālā nos ilumine para sacar lecciones de tales calamidades y nos conceda la determinación para cambiar nuestras vidas positivamente. Que Aḻāẖ Ta‘ālā nos conceda también el toufīq (inspiración divina) de suplicar por las víctimas y donar generosamente. Āmīn.

 

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